Los arpegios son sucesiones de notas que se van tocando una detrás de otra. Para su estudio lo que se hace es analizar las notas que constituyen el arpegio e intentar identificar el acorde correspondiente, según las notas musicales del arpegio constitutivas.
Así pues, los arpegios están íntimamente ligados a los acordes. De hecho, para que haya arpegio, igual que ocurre con los acordes, tienen que ejecutarse tres sonidos musicales diferentes como mínimo.
Veamos una imagen de ejemplo donde se relaciona un acorde de séptima con su correspondiente arpegio:
Lo primero destacable a observar en la imagen es que el arpegio puede ser abierto o cerrado. Es cerrado cuando sus notas musicales no exceden de la octava, entre la más grave y la más aguda. Es abierto cuando no ocurre eso, cuando excede de la octava.
También, un acorde puede estar en posición fundamental o invertido. Este concepto lo veremos más adelante, cuando veamos la inversión de acordes. De todas forma, adelanto que es cuando una nota del arpegio se sube o se baja una octava.
Los arpegios son un buen recurso musical para acompañar melodías. Si se construyen arpegios complejos sobre una base armónica o melódica, se puede enriquece mucho nuestra música.